

Esta semana que pasó fui a conocer el bebé recién nacido de una pareja de amigos en la clínica. Al contemplar su fragilidad, dependencia absoluta en todo a su madre y necesitar de amor, afecto y cuidados protectores, vi que todo cuanto necesitaba, DEBIA SER SUPLIDO POR OTROS, porque aun no se valía por si mismo.
Al crecer comenzamos a valernos por nosotros mismos y viene con ello LA INDEPENDENCIA en la que en algunos casos, la falta de valores y de temor a Dios nos llevan a pensar que SIN EL Y SOLOS, PODEMOS LOGRARLO TODO. Error, error, error. Dios nos formó en el vientre de nuestras madres y nos entregó un propósito y plan de vida, que mientras no lo conozcamos, errraremos en el blanco.
Nuestra vida LE PERTENECE A DIOS. Decidir vivir para Cristo es morir a mucho de lo que antes nos agradaba y producía placer momentáneo y cambiarlo por la obediencia a Dios. Pertenecerle a El es dejar que su señorío opere en nosotros como si fuéramos ciegos que dependemos de un bastón y un lazarillo que nos dirija.
Atrás quedaron y morimos a la rebeldía y la independencia al Señor. Estamos llamados a rendir cuentas a las autoridades que El ha establecido.
Hay personas que solo dependen de un único concepto y es el de ellos mismos. Se como un bebé. Depende de Dios. Déjate cuidar, alimentar, proteger, abrazar, acariciar de manos del mejor Padre que pudiéras tener. Renuncia a la independencia y di: Dependo y le pertenezco a El. Tengo dueño y El no ha terminado conmigo. Abrazo fraterno. Suscríbete y comenta lo que Dios ha hecho contigo. Ministra mi vida haciéndome saber los testimonios de la obra poderosa de Dios en tu carácter.
Bendiciones.
Pr. José Ángel Castilla
Excelentes reflexiones para cambios en la vida de quienes creemos en Dios padre, proveedor, sanador y dueño de absolutamente todo cuanto nos rodea, protector con su amor nos indica el camino por donde debemos andar
Me gustaMe gusta