La suficiencia o dependencia de las capacidades personales y no de Dios, se refleja en agotamiento físico producto de luchar en nuestras propias fuerzas, afán, ansiedad y en momentos veremos hasta puertas cerradas hasta que entendamos y aprendamos a depender que El es el dueño de los tiempos.
Para ser sólo necesitamos de identidad, es decir, pertenecer o sentirnos parte de algo o alguien. Antes carecíamos de ella, ahora entendemos que el Señor nos adoptó como hijos suyos.
La terquedad y obstinación producto de la naturaleza carnal y caída termina con el tiempo haciéndonos errar vez tras vez hasta que no reconozcamos la auténtica necesidad de Dios en el corazón.
Jesús se compara a una vid y nos llama sus ramas, es decir, lejos de la vid imposible permanecer y fructificar. De ella recibimos identidad, valor, amor, vida, salvación y fe.
Sin Dios pereceriamos en este mundo. Reconoce en este día tu necesidad de El. Cuan lejos o cerca te sientas, con una comunión cercana o escasa, habla hoy y ora tu profunda y urgente necesidad de que El llene cada vacío producido por la suficiencia, el orgullo que te lleva a tropezar y no reconocer que El es el Rey del universo y de tu corazón si le permites entrar y morar allí para siempre.
Si es la primera vez que llegas a este blog devocional, repite estas palabras: Jesús, te necesito, limpiame de mis pecados, perdón por mis faltas y errores, te reconozco como el Rey de mi corazón y mi Señor para siempre.
Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Abrazo fraterno.
Pr. José Ángel Castilla
Gracias por leer nuestras entradas y comentar lo que Dios está hablando y haciendo en tu vida.