
Si no te preocupan los sentimientos de los demás, esto se verá reflejado en tu forma de hablar». Mandy Houk
Hoy con esta entrada quiero aportar a la comunicación asertiva, crear la cultura de cerrar una conversación iniciada y no dejar a la otra persona esperando nuestra respuesta.
Hay personas que sostienen conversaciones simultáneas y pueden dejar más de un mensaje abierto y a personas esperando y pensando que lo conversado no es importante y con la percepción de sentirse ignorados ante la indiferencia involuntaria del otro.
Un simple descuido de no terminar una conversación y el agregar tono a las conversaciones termina generando un caos de malas interpretaciones, por preferir este medio y no aclararlas a través de una llamada telefónica.
Un día estaba en una reunión y una persona molesta no paraba de escribir y mal entendía mis palabras al decirle que le llamaría finalizado mi compromiso.
No me he salvado de esto yo tampoco. Por error he leído mal mensajes y con esto he llegado a pensar mal de personas por poner un tono inexistente a los mismos.
¡No pongamos tono a los mensajes! Ellos sonarán suaves o ásperos de acuerdo a tu estado de ánimo.
¿ Cuántas veces te han dejado en visto?
De seguro no te gusta sentirte ignorado por los demás, en un mensaje que no tuvieron la delicadeza de responderte.
Por muy ocupado que estemos, las personas merecemos un poco de atención y no podemos ser tan egoístas de solo esperar ser atendidos y que nos respondan cuando lo necesitamos, pero dejamos esperando a los demás.
Profundiza en esta reflexión y toma los correctivos para aprender a comunicarnos asertivamente.
Termino con este pasaje en el que Salomón nos instruye a sazonar correctamente nuestras palabras, respuestas. Ellas hablan de lo que está dentro de nuestro corazón.
Cambia tu aspereza por palabras apacibles.
Dios no ha terminado contigo. Suscríbete, comenta y comparte. Abrazo fraterno.
Pr. José Ángel Castilla
