Todos hemos afrontado bajones anímicos en algún momento de la vida. Este tiempo en el que la pandemia nos ha golpeado en diferentes aspectos, ha traído consigo afectaciones de tipo emocional y por consiguiente, repetidos episodios de bajones anímicos. Dedico éste articulo de hoy a todos aquellos que se sienten tristes, desanimados y no hallan la forma de levantarse del bajón.

Comencemos diciendo que un bajón del ánimo no es una depresión. No hagamos ese autodiagnóstico de forma precipitada y errónea. Si estamos experimentando una tristeza  momentánea que nos resta la fuerza, nos cambia el semblante, queremos tirar la toalla o acabarlo todo; eso se denomina: Bajón anímico,  sentirse down o bajo de nota. No digas ligeramente que es una depresión.

Este salmo describe a un hombre desesperado y triste que clamaba al Señor. Toma la decisión de poner su esperanza en Dios y volver a alabarlo. David el salmista, sentía ese bajón anímico como el que hemos experimentado todos en estos momentos difíciles a nivel mundial. Nos  sentimos tristes, el ánimo es como de fango, lloramos, podemos llegar a perder el apetito y aún podemos hasta perder peso.

Si comúnmente cuando estamos bajos de nota, no queremos ver a nadie, el encierro producto de las restricciones de movilidad lo pueden acrecentar aún más. Sea lo que sientas y sumado a decepciones y situaciones del pasado, necesitamos estabilizarnos y recomponernos. Hoy te digo: Cristo es tu Roca. En tiempos de pandemia y post pandemia. El es la Roca eterna.

Piensa por un momento: ¿Por qué te sientes down o triste hoy? ¿Qué vas a hacer al respecto de lo que sientes?

Te invito a irte a la raíz de la tristeza que experimentas y pensar: ¿Qué cambios ha tenido tu vida últimamente? ¿Quién se fue para siempre? Laboralmente, ¿Qué novedad hubo? Familiarmente, ¿Qué noticia recibiste? Sentimentalmente, ¿Qué le pasó a tu corazón? ¿Qué escuchaste que afectó negativamente tu auto estima?

Todos estos aspectos influyen en el ánimo y generan tristeza y stress.

Pon límite en éste día a la tristeza y recuerda a tu alma las promesas del Señor. La Palabra tiene poder, dile a tu alma que su reposo solo viene de Él. Llora y saca toda esa tristeza contenida y derrama esas lágrimas en la presencia del Señor. Mejor consuelo que sus brazos no encontrarás.

Rodéate correctamente y evita el aislamiento. Busca buenos amigos y la presencia de familia y gente especial que te sume emocionalmente. Esto  te ayudará a levantarte. Crea hábitos sanos de alimentación y ejercicio. No te sientas que eres un espécimen raro por sentirte triste, TODOS LOS SERES HUMANOS se han sentido así muchas veces aunque no lo quieran RECONOCER.

Yo me he sentido muchas veces así y he buscado APRENDER de lo que vivo. Te enseño desde mi experiencia. No hago apología al dolor, Dios trata  en cada persona de forma particular. El despliega a tu corazón en este día una fresca porción de su amor y no olvides que: El no ha terminado contigo.

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Pr. José Ángel Castilla