Nunca falta el comentario de alguien, que sin haber aconsejado o aportado para la realización de algo, aparece para criticar y menospreciar. De seguro esa persona dará opiniones displicentes y despectivas con ligero aire de superioridad, mostrándose como la mejor en lo que opina. Hay comentarios que no ayudan. Una crítica destructiva afecta el buen ánimo, la fe y el autoestima de quien la recibe. Por eso el escritor de proverbios, nos enseña, que un consejo cuando es oportuno, se semeja a manzanas de oro en recipiente de plata.

¡Qué hermosa comparación! Un consejo a tiempo, es valioso. Así mismo debemos honrar a quienes nos aman y por amor, recibir y atesorar sus consejos. Alguien obediente siempre los valorará, como si se ataviara con joyas de oro. Recuerda y agradece a Dios, por aquel que te ha revestido de sabias enseñanzas. Por eso la Palabra nos enseña, que en la multitud de consejos está la sabiduría.

Estamos llamados a cimentar, impartir, construir, dejar granos de oro en la vida de la gente. Seamos enseñables, aprendamos de cada lección que el Señor nos permite vivir, eso identifica a un buen discípulo. Pero si tienes la oportunidad de aportar para la vida de alguien, hazlo de buena manera, con humildad, resaltando lo bueno y siempre mirando la forma en que se puede hacer las cosas mejor.

Es una bendición y nos hace crecer, reconocer que existen varias formas de hacer las cosas. Soltemos el orgullo que a veces nos impide seguir aprendiendo, porque nos da temor reconocer que no sabemos y que necesitamos aprender. Bienvenidas las críticas constructivas. Siempre serán como ladrillos, que poco a poco conformarán un muro de sabiduría y nuevos conocimientos. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscribete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada.

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Pr. José Ángel Castilla