
Ir al mar y disfrutar las olas es una experiencia inolvidable que de seguro te marcó positivamente en tu infancia y te hace evocar recuerdos agradables. A medida que nos adentramos al mar el oleaje se vuelve más fuerte y si el viento es recio, puede voltear y destruir una embarcación. Así sucede en nuestra vida. Nos montamos en una barca y navegamos hacia diversos destinos, nos relacionamos con diferentes tipos de personas y enfrentamos momentos adversos. Siempre confiando en que Jesús está dentro de la misma barca con nosotros. Si está adentro, no importa cuán grande sea el oleaje. El siempre estará en control. Aunque lo sientas dormido o retardado, sólo necesitamos que esté adentro. ¿Cuáles son las olas que han golpeado tu barca en éste inicio de año? No te dejes llenar de miedo mi te dejes intimidar por nada. El temor es un espíritu inmundo que no proviene de Dios. ¡Renuncia a él y no lo escuches!

Santiago en este pasaje nos habla acerca de la alegría, en medio del momento de la prueba de la fe. No es fácil sonreír cuando somos probados, pero a través de lo que vivimos somos pulimentados y desarrollaremos la constancia. No se por cuál situación estés atravesando y sientas que la barca de tu vida está sorteando fuertes oleajes, no temas porque Dios está contigo. Te invito a sonreír en señal de fe, confianza y espera en que como Jesús está dentro de tu embarcación, nada malo ocurrirá. Dios está contigo en la prueba y se moverá a tu favor como poderoso gigante. Jesús está montado en tu barca, listo para hablar al viento fuerte y decirle que se calle y que se vuelva mudo. Alégrate porque Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final. Abrazo fraterno para todos.
Pr. José Ángel Castilla
Así es, nuestro Dios nos ayuda a subir esas grandes olas y es así como experimentamos su gloria, su poder y su gran amor.
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