Luego de que Ana intimó con el Señor e hizo voto prometiendo entregar al hijo que soñaba tener, se unió a su esposo y DIOS SE ACORDÓ DE SU PETICIÓN Y RESPONDIÓ A SU ORACIÓN. Esta mujer anhelaba de todo corazón, ser madre y también complacer a su marido dándole un primogénito varón. Cuando Samuel nace, es llevado al templo y mostrado al sacerdote como confirmación del milagro recibido. No alcanzo a imaginar la alegría tan grande en el corazón de Ana, que compuso un cántico de alabanza al Señor en donde expresaba: «¡Mi corazón se alegra en el Señor! El Señor me ha fortalecido. Ahora tengo una respuesta para mis enemigos; me alegro porque tú me rescataste». Cuando el corazón está alegre, la Biblia nos insta a cantar alabanzas. Encuentra hoy en tu corazón al iniciar el día, un motivo para alegrarte y alabar a Dios. Confieso que recién me convertí al Señor, era muy jóven e inmaduro y no entendía el por qué las personas levantaban sus brazos y adoraban a Dios.

Una noche cerré mis ojos y comencé a orar y agradecer a Dios por todas las cosas que había recibido de él, que me sentí tan pequeño, que cuando volví a abrir mis ojos noté que tenía los brazos en alto y todas las personas que estaban conmigo me observaban. A partir de allí perdí el miedo y la vergüenza de mostrar expresiones de amor y gratitud para Dios, así como Ana en su cántico. Continúa luego diciendo: «¡Nadie es santo como el Señor! Aparte de ti, no hay nadie; no hay Roca como nuestro Dios.» La estéril que pasaba triste y no comía, ahora cantaba porque el Señor la había levantado del polvo del desánimo y la tristeza. Así es el mover de nuestro Dios, él saca al necesitado de la basura del pecado y de la inmundicia y sienta junto a príncipes en lugares de honor, a quien a él se le antoja.

Reconoce hoy que tu roca y tu fuerza provienen de Dios. No existe otra fuente de fuerzas y soporte como nuestro Rey. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno para todos.

Pr. José Ángel Castilla.