Cuando experimentamos una prueba, sentimos miedo y creemos que no la podremos soportar. En esos instantes nos visualizamos sólos y como si Dios se hubiera apartado de nosotros. Sino pregúntate qué salió de tu boca cuando fuiste rechazado, traicionado, perdiste a un ser querido o internaste en un hospital a un familiar o alguien cercano. Los problemas en lugar de hacernos renegar y culpar a Dios, nos debe acercar y depender al 💯 por ciento de su providencia.

¿Cómo puede un Dios de amor y rico en misericordia abandonar a sus hijos? ¿Puede Dios por gusto propio, desear que nos ocurra lo malo? ¿Puede estar Dios ocupado bendiciendo y respondiendo a otros pero a nosotros no, por que nos olvidó? Ninguna de las respuestas a éstas preguntas corresponde al Dios que amamos y le hemos seguido y creído. Si Él ha permitido algunos eventos en nuestras vidas, propósito divino hay detrás de todo pero nunca el autor de lo «bueno» podrá desear mal ni maldecir a su creación.

Si vives una determinada situación que creíste no poder soportar, te equivocaste porque la Palabra nos enseña que no vendrá sobre nosotros prueba o tentación que no podamos soportar y aún con el momento adverso viene la salida. Así que cesa de quejarte y comienza a ver caminos donde no los hay y soluciones en lugar de confusión y perturbación porque tienes fe y no dejas de creer en un Dios poderoso y bueno. Hay una corona de vida como recompensa a soportar con paciencia las pruebas y las tentaciones.

Aprueba el exámen por amor. No te desenfoques y recibe una nueva revelación de su amor y gracia que te lleven a seguir cosechando victorias en éste largo camino que aún nos falta por transitar hasta la eternidad. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Bendice a tus amigos y familiares reenviando el link de ésta reflexión. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno para todos.

Pr. José Ángel Castilla